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miércoles, diciembre 23, 2015

A veces creo verte

A veces creo verte
cuando muere la tarde
y el sol le pinta al cielo
de colores cobardes.

El viento se me antoja
que pronuncia tu nombre.

La vida se arremolina
como el viento en los chopos.

Está mi vida ansiosa
pues llevo el alma herida.

Me cuesta tanto hacerme daño
cuando rondo estas campas.

El campo es ancho y libre
como sueño tu boca.

Nunca más libre que ahora
que lo cercan tus besos.

Algo más

Ha de haber algo más
tras las palabras
y el burdo sonido de la rima.

Algo más tras
este grosero artilugio
de venas y de huesos.

Algo más que la belleza
atroz que aniquila
la presencia fugaz
de la esperanza.

Llega este Otoño


Llega el Otoño
como un árbol
dorado y frío en la tarde.

Llega el Otoño
cargado de tristezas tristes,
como esa orilla triste
en la que no
atracan las barcas.

Llega este Otoño
como si llegara un Invierno,
que bien pudiera acabar
con lo que bien pudiera
haber sido.

sábado, diciembre 05, 2015

Un brindis


A vuestra salud
y a la de los otros.
A la salud de mis penas
y de mis risas.

Por los ángulos vivos
y por los muertos
y también cómo no
por las aristas.

Por todos mis amores,
por las sonrisas.
Por las vidas que pasa
y por las que terminan.

A vuestra salud,
y a la de los otros.
Un brindis al sol
y otro a las sombras.

Por todas las esquinas
gracias a las cuales,
sobreviviré a mis prisas.

viernes, diciembre 04, 2015

Otra vez





Otra vez vienes a vernos.
Otra vez por las espaldas.
¡Estaba el agua tranquila!
¡Estaba el agua tan clara!
Y vuelves a visitarnos
con tu turbia cuchillada.

Y me has herido muy hondo.
Me has herido la palabra.
Y me has roto hasta los huesos.
¡Todos los huesos del alma!
Pero me quedan redaños
para plantarme de cara.

Y de amores aún me queda
lo que no tenga de macho.

Y a cuchillo nos iremos
pero será peleando.

Duro camino de piedra,
pero será de tus manos.

domingo, noviembre 01, 2015

Me despido del mar

Me despido ya del mar
hasta otra vuelta
pero me llevo e
n una esquina
la sonora lealtad de sus orillas,
el blanco gallardete de sus olas
y un intenso olor a paz de Dios
y a sal marina.

Me llevo también
un nuevo instante en el recuerdo,
un poco de arena
en cada bota
y el paso del sol a ras de piel,
como si fuera el cálido beso
de tu amada boca.

Me despido ya del mar
hasta otra vuelta.

Nunca le diré del todo adiós,
por más que vuelva.


Luis de Pablos

domingo, octubre 25, 2015

Me acerco hoy al campo


Me acerco hoy al campo
como a una catedral
llenándose de fieles.

Me convoca el silencio
de sus naves vacías
y el susurro del fresno
batido por el viento.

Me cuesta tanto hacerme daño
cuando rondo estas campas.
Está mi vida ansiosa
pues llevo el alma herida.
A veces creo verte
cuando muere la tarde
y el sol le pinta al cielo
de colores cobardes.

Quisiera encontrarte
en este valle oscuro,
pues tu amor permanece
e ilumina las sombras. 

A tus brazos me acerco
como un niño desnudo,
como me acerco al campo
buscándolo todo.
La vida se arremolina
como el viento en los chopos.
El viento se me antoja
que pronuncia tu nombre.

 El campo es ancho y libre
como sueño tu boca.
Nunca más libre que ahora
que me cercan tus besos.

Amor, a tu ribera
acuden los ciegos
y acudo yo mismo
sin nada que me esconda.

Cuando llegue la hora
y todo nos convoque,
me presentaré a la cita
pronunciando tu nombre.

Luis de Pablos



domingo, octubre 11, 2015

Mientras dure tu sombra


-Mujer-
Siempre me he llevado
mal con esta vida en prosa.

 Como me llevo mal
con los tiros en la nuca
y las religiones que salvan
matándote antes.
Que la rima impuesta me fastidia. 

Como me fastidia el silencio de
las grandes palabras
y los atardeceres rosas.

Que yo soy un verso libre
que se aúpa a tu altura.

Sin punto final
mientras dure tu sombra.

Luis de Pablos

Es un ver

Es una tentación de los sentidos
dejarse llevar por la corriente
de una prosa mental que no consiente
que se especule siempre en el vacío
Es un reconocer que en cada forma
un grito de vida está pendiente
de brotar si le consientes
a tu cerebro que escuche su sonido
Es un ver, más que un mirar
Un entender regocijado
en su propio existir constituido
Un ser que como un río
sea a la vez lecho y corriente
Verde orilla
Fragosa fuente.
Luis de Pablos

He de empezar

He de empezar la mañana
abriendo ventanas,
sacudiendo colchones,
dejando que el aire
penetre en cada rincón
de la alcoba que se despereza
He de empezar este día
cantando canciones,
susurrando los nombres
queridos,
tendiendo al sol
los amores
Oreando rencores
que la noche empapó
He de hacer de esta jornada
diáfana historia
pequeña victoria
despertada al sol.


Luis de Pablos


De frente a las amapolas

De frente a las amapolas
a mi nadie me acobarda

 
Frente a los sucios recodos
yo soy menos aún que nada
Soy una muerte que espera
enamorarse del alba
y morir porque me muera
Morirme de pura gana
Acabar de muerte viva
o de vida consumada
de pasarla cada día
de cara a las amapolas
de frente, como si nada.

Luis de Pablos




sábado, octubre 10, 2015

Luis María

Yo te sé,
yo te conozco Luis María


Has naufragado ya pero no olvidas
tu ser lo mismo que las aguas
que en su propia transparencia
se adivinan
y en su propio movimiento
se acompañan


Yo te sé,
yo te conozco Luis María

Has cejado ya, pero aún aguardas
sentado quizás al borde de una silla

Como el mar que espera a la tierra
siendo una y otra vez la misma orilla

Yo te sé,
yo te conozco Luis María

Estás en mi y yo contigo

No sabremos nunca si esto
quizás sea un castigo

Pero estamos juntos
y alguna que otra vez
me puede parecer interesante.

Ha llovido

Ha llovido y yo,

Yo

allí dentro

ni siquiera sospechaba

que el cielo barría aceras

e inauguraba el aire.

Al fondo de la estancia

Cómo era aquello que sonaba en la radio
allá al fondo, a lo lejos, llenándola toda,
de presencias sonoras,
en esas tardes ajenas,
como anestesiadas.

Y las golondrinas. Cómo era que llegaban
a la pared frontera
sembrándola de promesas antiguas,
que yo creía tocar con el borde de mis dedos.
Nunca cumplidas.

Y de repente tú
y mis 64 años
apresuradamente hilvanados
en la mar de mi espalda.

Y vuelvo la cabeza buscándote
en los ojos
tu reciedumbre de hembra.
De madre que no ha sido.
Porque yo sólo llevo
pequeñas promesas no cumplidas.
Historias de piratas
y un corretear de niños que se pierde
al fondo de la estancia.

jueves, octubre 01, 2015

Que me perdone Dios


Que me perdone Dios
-Si es que existe tal ribera-,
Pero parece que hoy toca
Vivir de lado
Es como si estuviera
-a veces-
Viviendo de lo ya vivido
Es como si estuviera
-a veces-
Viviendo de prestado
Como si el corazón de ayer
No fuera el que hoy
Me late y se acomoda

Que me perdone Dios
-si es que existe tal estancia-
Pero cada vez hay menos que lo oculte
Aquí se ve el hueso, el polvo
Y la medida
Lo que fue ayer
No es lo que será mañana
El tiempo no puede regresarnos *
Lo que fue ayer
No es lo que será mañana
Y yo estoy viendo crecer
El sarmiento vivo de la nada


*Con sinceridad y sin seguridad , creo que ese verso pertenece a Hilario Tundidor.

martes, septiembre 29, 2015

Curar el miedo

Este estremecido acto de dejarte
en pos de la distancia.


Prisionera del espacio.
Ajena ya, lejana,
ausente de mis ojos.


El miedo, el inocente miedo
al largo sendero de silencios
que inicio ahora que te marchas.


El pánico al vacío, a la clara y fría

ausencia de tu carne.

Estas cosas que mezclo sin sentido

-La liviandad de un verso.-

-La supuesta bondad de las palomas.-

cuando camino ajeno a todo,
tan cerca ya de encontrarme
con tus ecos y tus sombras,
con el dolido susurro de la casa.


Con la certeza de que el amor duele
cuando no hay ni piel, ni ojos,
ni tan siquiera labios
en los que curar el miedo.


Luis de Pablos

MUSICA


http://www.mundopoesia.com/foros/temas/curar-el-miedo.78697/

Aún no sé cómo haré



Aún no sé cómo haré para vivirte
Aún no sé ni siquiera cómo amarte entera
Aún estoy descubriendo tus fronteras
Y sin embargo, ya te quisiera siempre mía


Estoy descubriendo tu universo
Y no quiero perderme ni una coma

Estreno cada día un vuelo de palomas 
Y cada día cierro todas las cancelas
Las puertas, las ventanas
Cierro los zaguanes

y miro debajo de las camas 

Hago recuento de armaduras
Y afilo las espadas y puñales
Pareciera que fuera a presentar batalla
Y solamente estoy amando el día 


Es tuya la culpa, o es locura mía
Y me es igual, solamente quiero
Aprender de ti la geografía
Morena de tu
cuerpo
Y perderme gallardamente loco 

Entre el vello obscuro de tu vientre 

Encenderé una hoguera al borde de tu mente
Y lo que pase después será ya historia
Cuando la historia pase
Y el tiempo nos haga comulgar con nuestra historia.


Luis de Pablos

Piénsame como una palabra



Piénsame como una palabra que te quiere,
la primera de un diccionario

que por ti hoy inauguro,
el resto tíralo, o déjalo de lado suavemente.

Quizás algún día necesites

cruzar sin peligro algún charco
y entonces recoges mi
cuerpo,
y sin más palabras, no hacen falta más
te lo aseguro,
le pides que te sostenga en sus brazos.

 Lo hará sin dudas, sin vacilaciones,
se hará a tu peso sin pensarlo,
sin pedir más que una sonrisa como pago.

 Volveré después a ser sólo palabra,
porque así lo quieres tú
y así lo admito:

Una palabra que te quiere,
la primera de un diccionario
que hoy, por quererte a ti
yo inauguro.


Luis de Pablos

lunes, septiembre 28, 2015

Se me pierde un poema

MUSICA


Ya regaló ayer el pequeño peral
su diminuta carga:

¡Peritas de San Juan!

Las regaló al gusto de la tierra
y al gozo de los pájaros.

Yo probé apenas dos,
el Duende nada
pero nos basta,
porque ya nos regaló
una promesa hecha flor
y al lujo de los ojos también
nos regaló el verde de su verde
de su diminuta carga...

Se me pierde un poema
en la siesta tardía.

Siento como late despacio
y se retira en silencio,
con un murmullo apenas,
una leve desbandada de palabras:

¡Peritas de San Juan!

En esta tarde en que Agosto agoniza
y ya refresca el aire.


Luis de Pablos

El Duende Martín - Cuento corto





Se trataba de un duende familiar, que desde innumerables generaciones había permanecido con la familia, siguiéndoles siempre donde quiera que fuesen. Era un personaje casi invisible, en contadas ocasiones era posible vislumbrar una tenue sombra, un suave susurro en los pasillos.


Si quería anunciar alguna novedad a alguno de la familia, lo hacía apareciendo a sus espaldas; si te volvías no veías nada, pero si permanecías mirando al frente, notabas su presencia detrás de ti, y oías un suave murmullo de tono triste que desgranaba, en ocasiones con un extraño matiz de frialdad cruel, muertes, nacimientos y demás circunstancias propias de la vida de cualquier ser humano.

Era un duende casero, que se ocupaba con diligencia de barrer la casa, limpiar los establos, cortar la leña y en general, de todas las tareas más arduas del hogar. Cuentan que en una ocasión se enamoró de la criada más joven de la casa, una dulce niña de poco más de 16 años, que trabajaba por el alojamiento, la comida y la educación que recibía, tal y como era costumbre en aquellos años.

Martín –nunca se supo quién le había puesto tal nombre-, se dedicó a obsequiarla, y sobre la cama de la criadita aparecían garrapiñadas, manzanas bañadas en caramelo, ramilletes de flores recién cogidas del campo, y también hacía todas sus labores. Nunca estuvo la casa más limpia y reluciente que entonces.

La niña empezó a encariñarse de Martín, y le dijo que quería verle, a lo que el duende siempre contestaba que no.

Tanto y tanto insistió que al fin el duende accedió a ello:
- Cuando en el reloj las campanas toquen las doce, baja al sótano, provéete de luz. Allí Te espero y podrás mirarme a la cara. Yo ya te advertí y tuya será la culpa de lo que pase -.


A pesar de esta última advertencia, cuando por la casa aún resonaba la última campanada que señalaba las doce, la niña ya bajaba por las escaleras que conducían al sótano con un pequeño quinqué en su pequeña mano… La noche no escuchó nada más…

A la mañana siguiente, no la encontraron en su cama. Todos la buscaron por la casa y al final, un aparcero la encontró sentada, al final de las escaleras que conducen al sótano, con el pelo completamente blanco, muda, mirando al vacío.

Según cuentan las monjas que la acogieron, hasta su muerte, que acaeció pocos años después, nunca pronunció una palabra y solamente, cuando yacía recibiendo los auxilios postreros de su confesor, y le instó a pedir perdón a Dios por todos sus pecados, dicen que muy, muy suave, muy bajito, tanto que solamente el cura oyó, un frase brotó de sus labios secos:

Martín, Martín, perdónalo Jesús….

Aunque en la hacienda nadie sabía que la pobre niña había muerto, enseguida se notó un cambio en el comportamiento del Duende: Las trampillas se abrían de improviso y una catarata de bellotas se derramaba por la cocina. De repente la chimenea dejaba de tirar, y una nube de humo inundaba el salón. Cuando el criado indagaba para ver qué sucedía, se escuchaba como una aleteo y la chimenea tornaba a rugir…

Muchas eran las malas artes que Martín ponía en juego, tantas que la familia decidió mudarse.

Cuando las carretas con todos los enseres y la diligencia con la familia emprendían el viaje, en paralelo a la comitiva vieron una escalera de mano deslizarse por la cuneta, sin tocar el suelo, como si volase…

Pararon todos y el jefe de la familia en voz alta exclamó:

- Martín, Martín por qué nos sigues

Y todo el mundo asegura que se escuchó una voz, que saliendo de ninguna parte decía:
- ¿Pero no nos mudamos?

- ¡¡Pero Martín si nos vamos por ti!!. ¡Pero ya no nos vamos! -


Se suspendió la mudanza y todo fue volver a poner cada cosa en su sitio dentro de la casa.

Cuentan que con el tiempo Martín volvió a portarse como antaño, pero eso ya sí que es otra, u otras historias, que quizá algún día, si la melancolía vuelve a darme la mano, contaré como hacía mi querida, adorada y añorada yaya, cuando por las noches nos reunía en torno a la mesa camilla y la fantasía se demoraba sobre sus hombros como una suave bufanda y daba luz a su blanco pelo, como una aureola de plata

domingo, septiembre 27, 2015

Si hubiese algún lugar

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Si hubiese algún lugar
escondido de las horas
donde detenido el tiempo
pudiera estar contigo a solas,
encerraría en él
mis viejas amapolas
y llevaría la luz de las estrellas
y el agua de la mar.

Si existiese ese lugar
te llevaría conmigo
y también llevaría
las letras de todos esos libros
que me hicieron soñar.

Llevaría tus cintas de colores,
la lluvia entre las flores
y aquel perro chiquito
que sueña con volar.

Y llevaría también un diccionario
que sólo tuviera una palabra y verbo:

Amor, amar.



Luis de Pablos

http://www.luisdepablos.com/si_hubiese_algun_lugar.htm


http://www.mundopoesia.com/foros/temas/si-hubiese-algun-lugar.38520/